El mito de Licaón nos cuenta la historia del hombre-lobo más emblemático de la antigüedad. Con el tiempo, la figura del licántropo ha evolucionado hasta el arquetipo que conocemos en la actualidad.
En los albores de la mitología griega, hubo una época en que los dioses y los mortales convivían en armonía. Sin embargo, los humanos fueron alejándose de la virtud y la piedad y se adentraron en tiempos más oscuros y tumultuosos, desafiando a los mismos dioses con sus acciones impías.
Y uno de aquellos que en su audacia se atrevieron a retar a los dioses fue Licaón, el rey de la Arcadia, castigado por Zeus a vagar eternamente convertido en lobo a causa de sus atrocidades.
Licaón, el impío rey de la Arcadia
En la antigua Grecia la Arcadia era conocida por ser un lugar idílico de paisajes rústicos y pintorescos, donde sus habitantes vivían vidas sencillas en conexión con la naturaleza. Era el oasis de paz donde el dios Pan tocaba su flauta en medio de los bosques y pastizales, acompañado de ninfas y otros espíritus de la naturaleza.
Esta visión de la Arcadia se inició en el siglo III antes de Cristo con el poeta griego Teócrito, convirtiéndose en sinónimo de un lugar ameno y pastoril especialmente en la literatura y el arte del Renacimiento.
Pero este paraíso terrenal también fue el escenario de la oscura leyenda de Licaón, un rey despiadado que desafió al mismísimo Zeus, el padre de los dioses y de los hombres.
El mito de Licaón lo mencionan brevemente el historiador griego Pausanias, que escribió en el siglo II, y el pseudo Apolodoro, aproximadamente en la misma épica. Pero el que cuenta el mito de forma más extensa es el poeta latino Ovidio en el siglo VIII en sus Metamorfosis, aunque obviamente no habla de Zeus sino de Júpiter.
Según la versión de Pausanias, Licaón no siempre fue un rey indigno. En un principio gobernaba la Arcadia con prudencia y sabiduría. Al pie del monte Liceo fundó Licosura, la ciudad más antigua de Grecia. Allí le construyó su altar a Zeus, y también instauró los Juegos Liceos en honor a este dios.
Precisamente Licaón se desvió del buen camino por su excesiva religiosidad, ya que esto le llevó a realizar sacrificios humanos a Zeus. Pausinias sugiere que la sangre que manchaba las manos de Licaón era de niños. Además este rey engendró cincuenta hijos, todos ellos igual de impíos que él.

La intervención de Zeus y el banquete caníbal
La infamia de Licaón y sus hijos llegó a oídos de los dioses del Olimpo. Zeus descendió al mundo terrenal y fue a la Arcadia disfrazado de jornalero, para comprobar si era cierta la corrupción de Licaón y su estirpe. Los ciudadanos de la Arcadia reconocieron al dios, honrándole con sus oraciones, pero Licaón se burló de estas muestras de veneración, expresando su escepticismo sobre la naturaleza divina de Zeus. Para verificar si era realmente un dios, planeó matarle mientras dormía, pero no contento con esto también le sirvió un banquete de carne humana para probar su omnisciencia.
Según las Metamorfosis de Ovidio, la carne procedía de un prisionero de Licaón que este mandó degollar para la ocasión. La versión de Apolodoro dice que eran vísceras de un niño mezcladas con la carne de la víctima del sacrificio ritual. En esta versión no fue Licaón sino sus hijos quienes sirvieron la carne a Zeus. Otras versiones, como la de Eratóstenes, cuentan que la carne de niño era de Arcade, el nieto de Licaón, que por cierto era hijo de Zeus y Calisto.
La práctica de sacrificios humanos era vista como un acto de barbarie en la sociedad griega, y ofrecérsela al mismísimo Zeus era una blasfemia extrema, más aún si se trataba de su propio hijo Arcade. Licaón demostraba así no tener respeto ni por la divinidad ni por la vida humana. A estas dos abominaciones se le sumaba que también estaba quebrantando la norma de la hospitalidad, conocida como “xenia” en griego, dado que Zeus estaba visitando su reino en forma de extranjero. En la mitología griega, la falta de hospitalidad era una ofensa muy grave para los dioses.
Todo ello encendió la cólera de Zeus, que al comprobar que la depravación real de la estirpe de Licaón era incluso peor de lo que él había escuchado, destrozó el palacio real haciendo que todos huyeran aterrados. La metamorfosis de Licaón se inició en plena huida, cuando comenzó a aullar por los caminos incapaz ya de pronunciar palabras.
Su ropa se convirtió en pelaje de lobo, mientras que sus brazos y piernas se tornaron patas. Al transformarse en lobo, siguió conservando algunos aspectos de su antiguo carácter y su apariencia: el pelaje gris era del mismo color que el cabello canoso de Licaón. En su forma de lobo atacaba sin piedad al ganado, pues seguía disfrutando de su antigua violencia y sed de sangre. Dependiendo de las versiones, los hijos de Licaón se convirtieron en lobos como él o fueron fulminados por Zeus.
El mito de Licaón es uno de los primeros y más prominentes relatos en la mitología occidental que presenta la figura del licántropo, con la transformación de un hombre en un lobo.

La evolución del mito del hombre lobo
Pero la metamorfosis de Licaón es permanente, mientras que la imagen del hombre-lobo sufriendo transformaciones cíclicas durante la luna llena es uno de los aspectos más reconocibles del mito actual. En el mito, el castigo divino que transforma al hombre en un en lobo no es reversible. El lobo en que se ha transformado Licaón conserva algunos rasgos del hombre que fue, como su canicie y su ferocidad. En su caso, el hombre y el lobo no se van alternando de forma cíclica, sino que conviven a la vez en el mismo cuerpo.
En la antigüedad clásica también se contemplaba la figura del hombre-lobo que podía volver a revertirse a su forma humana, pero después de un periodo largo de tiempo. Por ejemplo Pausanias menciona que el ciclo como lobo antes de volver a convertirse en hombre sería de nueve años.
En algunas leyendas medievales, el hombre lobo también puede regresar a su forma humana si se cumplen ciertos requisitos, por ejemplo por la bendición de un sacerdote. En estas historias la duración de la transformación es variable, sin estar asociada a ningún ciclo ni periodo fijo.
El primero que mencionó la asociación entre la luna llena y la licantropía fue Gervasio de Tilbury en el siglo XIII. Pero en la Edad Media había muchas otras razones que supuestamente eran el motivo de la transformación en hombre-lobo.
En algunas tradiciones se creía que ser el séptimo hijo varón podría ser un motivo para convertirse en hombre lobo. También dormir con una piel de lobo bajo la luna llena o usar prendas de piel de lobo podría inducir a la transformación. Otra forma de transformarse en hombre lobo era mediante la magia. Esto podría ser bebiendo voluntariamente una poción o realizando un conjuro, o de forma involuntaria al ser objeto de una maldición.

Casos históricos de «hombres-lobo»
Todas estas creencias muestran una época en que la sociedad estaba impregnada de supersticiones y temor a lo sobrenatural y lo desconocido. Entre los siglos XV y XVI, más o menos durante el periodo de las cazas de bruja, se produjeron en Europa numerosos juicios a supuestos hombres lobo.
Uno de los casos más famosos es el de Peter Stubbe, que tuvo lugar en Bedburg, Alemania, durante el siglo XVI. En aquella zona habían aparecido muertos y mutilados varios animales, niños y mujeres. Una niña que fue atacada pero salvó la vida, contó que había sido una bestia parecida a un lobo muy grande, lo que convenció a los aldeanos de que se trataba de un hombre lobo. Varios cazadores salieron a buscar al animal, pero cuando lo atraparon, no lo mataron sino que le cortaron la pata izquierda ya que buscaban una prueba de identidad. Según la creencia de la época, si se le cortaba la pata izquierda a un hombre lobo en su estado de lobo, también le faltaría la mano izquierda en su estado de hombre. Después de buscar por la zona, descubrieron que el único manco del lugar era el granjero Peter Stubbe. Por eso fue acusado de ser un hombre lobo y bajo tortura confesó tener un cinturón que le convertía en lobo que le había dado el mismísimo diablo. Finalmente fue ejecutado, desmembrado y decapitado para evitar que volviese de la tumba.
El caso de Gilles Garnier o «El Hombre Lobo de Dole», también fue muy famoso. Garnier vivió en Francia durante el siglo XVI y fue acusado de matar y comerse a varios niños en la región de Dole. Durante su juicio, Garnier confesó que un desconocido vestido de negro le había dado un ungüento mágico que le permitía transformarse en lobo. Reconoció haber asesinado a los niños y practicar canibalismo acuciado por el hambre que pasaban él y su esposa. No se sabe si esto fue real y nos hallamos ante un asesino en serie, o sus confesiones fueron producto de la tortura. Fue acusado de licantropía y brujería, y se le ajustició en la hoguera en 1573.
Otro caso famoso francés de hombre lobo es el de Jean Grenier, que ocurrió a principios del siglo XVII. Grenier tenía alrededor de 14 años y las facultades mentales muy perturbadas. Confesó que se transformaba en lobo usando una piel de lobo mágica que le había dado un desconocido. Se decía que había matado y comido partes de al menos siete niños. En el juicio se determinó que era un hombre lobo y además estaba poseído, pero debido a su estado mental, no se le ejecutó, sino que le condenaron a pasar el resto de su vida en un monasterio.
Con el paso del tiempo y los avances científicos, se fueron dejando atrás gran parte de las supersticiones de los siglos anteriores, sobre todo a partir del movimiento de la Ilustración en el siglo XVIII. Pero aunque las cazas y juicios de hombres lobo ya son cosas del pasado, el mito del licántropo sigue estando presente en la cultura contemporánea en forma de figura de ficción. ¿O no?
Gracias por haberme acompañado en este encuentro a medianoche. Y si me lees en una noche de luna llena, recuerda no salir al bosque sin una bala de plata en tus bolsillos. ¡Nunca se sabe lo que puede pasar!
Fuentes:
Biblioteca Mitológica de pseudo-Apolodoro:
https://ia800703.us.archive.org/23/items/ColeccionObrasGrecoLatinas1/085.Apolodorobiblioteca.pdf
Historia de la Arcadia por Pausanias: http://www.historia-del-arte-erotico.com/Pausanias/libro8.htm
Metamorfosis de Ovidio: https://biblioteca.org.ar/libros/89549.pdf