LA EPIDEMIA DE BAILE DE LA EDAD MEDIA

Estrasburgo, Francia, 1518. Una mujer llamada Frau Trofea se pone a bailar frenéticamente por las calles de la ciudad, sin que hubiese música ni ningún motivo aparente para bailar. Después de una semana sin poder parar, ya se habían unido otras treinta personas a su baile desenfrenado. Para agosto ya se contaban más de 400 personas que bailaban hasta reventar. En septiembre, la extraña epidemia de baile comenzó a remitir de forma espontánea. Se trataba de un nuevo brote del “Baile de San Vito”.

La coreomanía o «locura del baile»

La misteriosa plaga de coreomanía o baile de San Vito en la Edad Media fue una de las epidemias más extrañas que se conocen en la historia de la humanidad. Quienes la padecían, no podían dejar de bailar.

El brote de Estrasburgo es uno de los más conocidos y mejor documentados, pero existieron diversos episodios en diferentes partes de Europa durante la Edad Media. En 1374 Aquisgrán, Alemania, fue testigo de uno de los primeros brotes importantes. Se documentaron muchos otros casos entre los siglos XIII y XVI en Francia, Alemania, Bélgica, Holanda o Inglaterra.

En Italia también existió un fenómeno parecido, el tarantismo. Se suponía que si a alguien le picaba una tarántula, debía bailar de forma histérica para separar el veneno de la sangre. No solo bailaba quien había sido picado, sino todos los que le acompañaban, ya que pensaban que podían contagiarse ellos también. De aquí proviene el baile llamado “tarantela”. A diferencia de los afectados por la plaga del baile, que estaban en una especie de trance, los afectados por tarantismo bailaban con conocimiento de causa para expulsar el veneno.

Esta extraña epidemia de baile medieval se conoce como “coreomanía” que literalmente vendría a ser “locura del baile”. En la Edad Media también se la llamaba “corea mayor”, en contraposición a otra enfermedad de origen infeccioso que se denominaba “corea menor”. La corea menor es una enfermedad neurológica que hoy en día se conoce como corea de Sydenham.

Remedios medievales para curar la coreomanía

Nadie supo jamás qué era lo que causaba la coreomanía ni por qué los afectados no podían parar de bailar. Se buscaron varios remedios de la época para curarla, pero sin éxito.

Uno de los remedios fue no tratar de detener el baile, sino estimularlo. Los médicos llegaron a la conclusión de que la coreomanía se debía a un aumento de la temperatura de la sangre. Por lo tanto, los afectados debían bailar hasta expulsar el mal para que la temperatura volviese a bajar. Por increíble que parezca, en los puntos con epidemia de baile se montaban escenarios y se ponían músicos callejeros, animando a los afectados a seguir bailando.

Sin embargo, esto no parecía ayudar. Es más, podía llegar a empeorar la epidemia, ya que invitaba a participar a los observadores que no estaban aquejados por el mal.

San Vito, el patrón de los afectados por espasmos

Otro de los remedios fue llevar a los afectados por la coreomanía a capillas o iglesias dedicadas a San Vito. ¿Por qué a San Vito? San Vito es uno de los catorce santos auxiliadores, que son los que curan males físicos. En su caso, San Vito curaría los espasmos. Por eso la Edad Media, quienes padecían de enfermedades neurológicas o epilepsia, se encomendaban a San Vito. El origen de esta creencia es bastante macabro, ya que San Vito fue un martir condenado a morir abrasado en un caldero de aceite hirviendo. Según apuntan algunos, los terribles espasmos que sufrió el Santo antes de morir abrasado son los que dieron origen a la expresión de “baile de San Vito”. Pero esa es otra historia.

El remedio de encomendar a San Vito a los afectados por la plaga tampoco era lo que suele llamarse “mano de santo”, pero en algunos casos parecía funcionar. En un brote ocurrido en Alemania en 1278, más de doscientas personas bailaban en un puente sobre el río Mosa, hasta que el puente se rompió. Muchos de ellos, siguieron bailando en el agua hasta que se ahogaron. A los que lograron rescatar, los llevaron a una capilla de San Vito que había en las proximidades, y allí se recuperaron. O al menos eso cuentan las crónicas.

En cualquier caso, parece ser que el remedio más efectivo era simplemente esperar a que los afectados expulsaran el supuesto mal a base de seguir bailando hasta desmayarse del agotamiento.

En algunas fuentes se dice que caían muertos en pleno baile, víctimas de infartos o apoplejías, pero parece ser que esto solo sucedía en casos extremos. Las declaraciones de los testigos de la época no mencionaban muertes sino más bien desvanecimientos. La gente bailaba literalmente hasta la extenuación, pero la epidemia no era mortal por necesidad. La mayoría se recuperaban después de haberse desmayado, y decían no recordar nada de lo sucedido. Esto lo explica el médico alemán Justus Hecker al describir el episodio de Aquisgrán de 1374 en su tratado de 1844 sobre las grandes plagas de la Edad Media. Incluso se reportaron casos de personas que sufrieron un brote, se recuperaron y años más tarde volvieron a sufrir otro brote.

¿Qué causaba la coreomanía?

Los casos de epidemia de baile desparecieron tal y como habían venido hacia la mitad del siglo XVII. Hoy en día, sigue sin haber una explicación convincente sobre qué provocó esta extraña plaga. También sigue sin estar claro si se trataba de una enfermedad real o psicosomática.

Posibles causas físicas

Algunas hipótesis señalan que podría haber sido causada por ergotismo, una intoxicación por pan de centeno contaminado por un hongo llamado cornezuelo. Sin embargo, aunque el ergotismo puede provocar alucinaciones, ninguno de sus síntomas tiene que ver con el baile involuntario. Otros también apuntan a alguna enfermedad que en aquellos momentos todavía no estaba descrita, como encefalitis o un tipo de afección neurológica, pero esa teoría tampoco tiene mucho peso.

Causas psicológicas

Otra explicación es que la coreomanía podía ser un fenómeno psicosocial causado por las tensiones propias de la oscura Edad Media. Un rasgo que tienen en común todos estos brotes es que se producían de forma espontánea en periodos especialmente difíciles, por ejemplo después de una epidemia de peste, una gran hambruna o malas cosechas. Sería lo que algunos han denominado un fenómeno de “histeria colectiva”.

Rituales paganos encubiertos

Por otro lado, algunos apuntan a q podía tratarse de rituales religiosos disfrazados de enfermedad misteriosa. Puesto que en la Edad Media la Iglesia perseguía las costumbres paganas, esa habría sido una buena forma de evadir posibles represalias.

Además, hay que tener en cuenta que no todos los que bailaban el baile de San Vito estaban realmente afectados por la epidemia. Muchos se unían a los que bailaban por no quedarse al margen.

Imagínate que todos tus vecinos empiecen a bailar de repente al son de una música invisible, y se pasen así horas, en un estado de trance. ¿Qué harías? ¿Te unirías o te quedarías mirando? Esto tiene que ver con la conformidad social, la tendencia del individuo a imitar las normas del grupo aunque no las entienda o las comparta.

Por lo tanto, algunos apuntan a que no todos los contagiados por la epidemia del baile se ponían a bailar por las mismas razones.

Una vez más, el caso de la plaga de baile en la Edad Media es otro misterio sin resolver. ¡Lo que queda claro es que bailar no siempre es sinónimo de pasar un buen rato!

837 thoughts on “LA EPIDEMIA DE BAILE DE LA EDAD MEDIA

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